Una estampa multicolor adornada con risas, música y algarabía.
Todos andando atravesamos campos de olivar llenitos de jaramagos, amapolas y lirios hasta acabar allí , en la ermita.
Escuchamos una misa con música flamenca y después comida campestre en común.
Se improvisó un magnífico coro rociero que invitaba a bailar a los romeros...
Finalmente volvimos andando gran parte del grupo acompañando a nuestro simpecado.
Jornada espléndida en contacto con la naturaleza. El sol, los olores primaverales y el sonido de los pájaros nos acompañaron en todo momento.